El proyecto piloto “Promoviendo el desarrollo local y la formación de
Mers” —financiado por Fundación contra el Hambre (FH) y el Fondo
Multilateral de Inversiones del BID— se inició en 2009 con la idea de
implementar una idea innovadora para coadyuvar al desarrollo de Bolivia.
La iniciativa permitió a los productores agropecuarios diversificar sus
fuentes de ingreso prestando servicios “a sus propios compañeros
agricultores”, dijo Óscar Montes, director de FH Bolivia, que se
caracteriza por implementar sus programas en municipios que sufren de
extrema pobreza e inseguridad alimentaria, principalmente en áreas
rurales y periurbanas del país.
“Regiones donde las personas han cursado en promedio solo hasta tercero
básico” y donde la ejecución presupuestaria de sus municipios no pasa
del 45%, agregó el directivo.
La experiencia se llevó a cabo con 115 Mers que presentaban debilidades
organizativas, administrativas y de calidad de servicios y con nueve
gobiernos municipales, que fortalecieron su gestión y su visión de
desarrollo económico enfocado al sector servicios.
Antes de ejecutar el proyecto, FH fortaleció a las organizaciones
productivas de esas regiones, cambió el paradigma “asistencialista” base
de sus programas a uno de “empresarialidad” y modificó un aspecto clave
del habitante de esas zonas: “La cosmovisión fatalista de la vida”.
“Los campesinos consideran que si sus padres y ellos mismos son pobres,
sus hijos también lo serán. Un círculo vicioso intergeneracional del que
juran es imposible salir.
Ellos piensan que han nacido para ser pobres (...). Para romper ese
principio tuvimos que trabajar unos cinco años”, afirmó Montes.
Ya durante el proyecto, se capacitó a las Mers en gestión empresarial.
“Ellos tenían que lidiar con todos los factores del mercado: créditos,
proveedores, costos y competencia con otras microempresas”, recordó
Montes. Después, se consolidó un ambiente favorable de negocios en
actividades agrícolas y de servicios a través de la conformación de
alianzas entre las Mers y los sectores público y privado.
Modelo. Como resultado, 80 Mers constructoras, administradoras de agua y
riego, mantenimiento de caminos, servicios turísticos y de apoyo a la
producción son sostenibles, se lograron 38 contratos por Bs 2,4 millones
con gobiernos municipales y se consolidaron 33 alianzas y convenios
público-privados por Bs 4,1 millones.
El proyecto de $us 1,23 millones, que concluyó el año pasado, demostró
así que es posible desarrollar negocios rurales de servicios en
condiciones de competitividad y sostenibilidad como alternativa a los
tradicionales emprendimientos agropecuarios, “generando empleo y
contribuyendo a revertir las tendencias migratorias del campo a la
ciudad”, según FH.
Municipios que sufren pobreza
Impacto
El proyecto fortaleció las acciones de las empresas locales en los
municipios de Tapacarí, Capinota (Cochabamba), Ocurí, Ravelo, Torotoro
(Potosí), Padilla, Sopachuy, Tomina y Alcalá (Chuquisaca).
Objetivo
Fundación Contra el Hambre es una organización cristiana que trabaja en
otros 26 países con proyectos integrales orientados a vencer la
pobreza.
La generación de recursos puede reducir hambre infantil
Reducir la desnutrición infantil es una de las principales metas que
persigue Fundación contra al Hambre (FH) al implementar proyectos de
desarrollo económico en regiones de Bolivia que sufren de extrema
pobreza.
“El factor limitante para el desarrollo del país es la desnutrición infantil”, dijo el director de FH Bolivia, Óscar Montes.
Si el niño no ha recibido hasta los tres años la alimentación apropiada
su capacidad intelectual y productiva se verá limitada “para toda la
vida”, representando costos adicionales “alarmantes” en salud y
educación para el país, sostuvo el directivo. Bolivia es el tercer país
en América Latina con mayor desnutrición crónica en menores de tres años
(20%), índice que sube a 35% en las áreas rurales y a 50% en zonas
deprimidas, según el Director de FH.
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